Venciendo el mal con bien

09/11/2025 43 min

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Episode Synopsis

El pasaje de Mateo 5:38–41 revela una de las enseñanzas más radicales y transformadoras de Jesús: vencer el mal con el bien mediante la resistencia no violenta. En una sociedad acostumbrada a responder a la agresión con más agresión, Jesús ofrece una alternativa que rompe el ciclo del odio y la venganza. Él enseña que el Reino de Dios no se impone por la fuerza ni se mantiene por pasividad, sino que avanza a través de actos creativos de amor, justicia y dignidad.Jesús comienza citando la antigua ley del talión: “Ojo por ojo y diente por diente”. Este principio, que aparece en el Antiguo Testamento y en el Código de Hammurabi, buscaba limitar la venganza y establecer proporcionalidad en el castigo. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en una justificación para la retaliación personal. Jesús, en cambio, propone algo completamente distinto: “No resistan al que es malo”. Esta frase no promueve la pasividad ni la complicidad ante la injusticia; más bien, enseña a resistir el mal sin reproducirlo. Su llamado es a romper el ciclo de violencia con una respuesta que desarma al agresor y dignifica al oprimido.Jesús ofrece tres ejemplos concretos de cómo aplicar esta resistencia no violenta. El primero es “dar la otra mejilla”. En el contexto judío del primer siglo, una bofetada en la mejilla derecha no era un golpe de pelea, sino un gesto de humillación. Se usaba el dorso de la mano derecha para golpear a alguien considerado inferior. Por tanto, ofrecer la otra mejilla no significaba someterse pasivamente, sino desafiar el sistema que busca degradar al ser humano. Al hacerlo, la persona ultrajada conserva su dignidad y obliga al agresor a enfrentarse con su propia injusticia. Si el opresor insistía, debía golpear con el puño —reconociendo al otro como su igual—, o detenerse por completo. Esta respuesta no violenta desarmaba moralmente al agresor sin necesidad de usar la fuerza.El segundo ejemplo es “al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa”. En la Palestina del siglo I, los más pobres, al no tener bienes materiales, ofrecían su ropa como prenda de deuda. Si un acreedor demandaba a un campesino por una deuda impaga, podía arrebatarle su túnica. Jesús propone un gesto sorprendente: entregar también la capa, lo que dejaría al deudor desnudo frente al tribunal. En el contexto cultural judío, la desnudez era vergonzosa no solo para quien la padecía, sino también para quien la presenciaba. Así, el acto revelaba la injusticia del sistema económico que oprimía a los pobres. La víctima, sin usar violencia, exponía la crueldad de su opresor y lo obligaba a reflexionar sobre su falta de humanidad. Este acto subversivo mostraba que el Reino de Dios no busca venganza, sino verdad y restauración.El tercer ejemplo es “y cualquiera que te obligue a ir un kilómetro, ve con él dos”. En tiempos del Imperio romano, los soldados tenían derecho a obligar a los civiles a cargar sus pertenencias durante un kilómetro. Era una práctica humillante que recordaba a los pueblos conquistados su condición de sometimiento. Jesús sugiere responder de una manera inesperada: caminar voluntariamente una milla más. Lejos de ser un acto de sumisión, esta decisión le devolvía al oprimido la iniciativa. El soldado, sorprendido, perdía el control de la situación, y la acción del civil lo obligaba a reconsiderar su conducta. Además, si el soldado exigía más de lo permitido, podía ser castigado por las autoridades. En este gesto se revela una profunda sabiduría: el amor y la bondad desarman la arrogancia del poder.En estos tres ejemplos, Jesús enseña que la resistencia no violenta no significa debilidad, sino fuerza moral. Es una forma activa de enfrentar la injusticia, que expone su irracionalidad y apunta hacia una nueva forma de convivencia humana. Su poder radica en transformar tanto al oprimido como al opresor. El que practica esta resistencia encuentra dignidad y libertad interior, mientras que el violento se enfrenta a su propia vergüenza y limitación.La verdad central de esta enseñanza es que el Reino de Dios vence la maldad no con violencia ni con pasividad, sino con actos creativos de bondad que revelan una alternativa divina a los sistemas injustos del mundo. La resistencia no violenta empodera moralmente a las personas, detiene la escalada natural de agresiones y otorga dignidad a quienes sufren. Además, avergüenza al violento, lo hace reflexionar y abre espacio para el arrepentimiento. A través de ella, el cristiano demuestra que el amor tiene más poder que el odio, y la verdad más fuerza que la espada.La historia humana ofrece múltiples ejemplos de esta enseñanza en acción. Durante la ocupación nazi, cuando se obligó a los judíos daneses a usar brazaletes amarillos con la estrella de David, muchas personas en Dinamarca —incluyendo autoridades— comenzaron a usarlos también, desarmando moralmente a los invasores. En el siglo XX, Martin Luther King Jr. aplicó estos principios en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Inspirado por Jesús y por Gandhi, King promovió una resistencia pacífica que logró cambios profundos en las estructuras raciales y sociales. El boicot al sistema de transporte de Montgomery, iniciado por Rosa Parks al negarse a ceder su asiento, duró más de un año. Sin violencia, los oprimidos vencieron a la injusticia y transformaron la conciencia de una nación.Jesús mismo es el mayor ejemplo de resistencia no violenta. En la cruz, se entregó voluntariamente sin responder con odio ni violencia. Expuesto a la humillación, el dolor y la injusticia, oró por sus enemigos y reveló que su Reino no se basa en el poder humano, sino en el amor divino. Al resucitar, demostró que el mal no tiene la última palabra. Su victoria fue espiritual, moral y eterna.El mensaje final de Jesús es un llamado práctico y personal: no apagues el fuego con más fuego. La violencia engendra más violencia y la pasividad perpetúa la injusticia. Solo el amor puede romper el ciclo. Por eso, Jesús invita a orar por los enemigos, soltar el resentimiento y actuar con una bondad que desarma. Esta enseñanza no es fácil, pero es la única que tiene poder para transformar el mundo desde adentro.Seguir la alternativa de Jesús significa responder a la maldad con la creatividad del bien. Significa tener el valor de perdonar, de actuar con justicia y de resistir sin odiar. Es elegir la dignidad sobre la venganza, la compasión sobre la ira, y la verdad sobre la conveniencia. Así, cada creyente se convierte en un testimonio viviente del Reino de Dios, un reino que vence no con espadas, sino con amor.