Originarios de Liverpool el grupo "The Beatles", siguen siendo un ícono cultural, con reediciones de sus discos, documentales como Get Back (2021) y una influencia perdurable en la música, el arte y la cultura popular. Su legado incluye más de 600 millones de discos vendidos y una capacidad única para capturar el espíritu de su tiempo.

Cuando escucho And I Love Her, siento que el mundo se detiene un poquito, como si alguien hubiera bajado el volumen de todo lo demás para dejar que esta melodía sencilla y pura hable directo al corazón. La canción, escrita por Paul McCartney, es como una carta de amor que no necesita grandes gestos para sentirse inmensa.
https://youtu.be/5tc0gLSSU1M?feature=shared
Desde los primeros acordes de la guitarra acústica, con ese arpegio suave que parece mecerte, hay una calidez que te envuelve, como cuando alguien te abraza en un día frío. Es 1964, y los Beatles, en medio de su ascenso vertiginoso, se tomaron un momento para crear algo íntimo, algo que no grita, sino que susurra.
La voz de Paul parece que está cantando solo para una persona, y cuando la escucho, no puedo evitar imaginarme en una noche tranquila, bajo un cielo lleno de estrellas, con alguien especial a mi lado. Las palabras son simples: "I give her all my love, that's all I do". No hay promesas imposibles ni dramas exagerados, solo la certeza de un amor que se siente suficiente, completo en su simplicidad.
Me encanta cómo la guitarra clásica de George Harrison agrega ese toque casi español, como si el amor mismo tuviera un ritmo que late despacio, sin prisa. Y luego está Ringo, con esos bongós sutiles, marcando el tiempo como si fuera el latido de un corazón enamorado.
El puente, cuando Paul canta "Bright are the stars that shine, dark is the sky", me hace pensar en esas noches en las que todo parece posible, cuando miras a alguien y sientes que el universo entero está de tu lado. Es como si los Beatles hubieran capturado ese momento exacto en que te das cuenta de que amas a alguien, no por algo grandioso, sino por cómo te hace sentir en los detalles pequeños.
La canción no necesita alardear, no hay grandes solos ni efectos complicados, solo la verdad de un sentimiento que no pide más que ser sentido.
Para mí, And I Love Her también es un recordatorio de que el amor no siempre es un torbellino; a veces es solo estar ahí, con alguien, sintiendo que todo está en su lugar. Cada vez que la escucho, me imagino caminando de la mano con alguien, sin decir mucho, porque no hace falta.
Los Beatles lograron que una canción tan sencilla se sienta eterna, como si el amor que describe pudiera durar para siempre. Y cuando termina, con ese último acorde que se desvanece suavemente, siempre me quedo con una sonrisa, soñando con mi propio "and I love her".
Cuando preparé mi cover de And I Love Her para el karaoke-cover de esta oportunidad, supe desde el primer momento que tenía que ser esa canción. No solo porque es una de mis favoritas de los Beatles, con esa guitarra acústica que me hace suspirar y esa melodía que parece acariciar el alma, sino porque tiene un significado especial para mí.
Fue una de las primeras canciones que mi esposo me dedicó cuando empezábamos a salir, en una de esas noches en las que todo se sentía nuevo y lleno de posibilidades. Recuerdo su sonrisa tímida mientras tarareaba en un pésimo inglés "I give her all my love", y aunque no es de los que cantan en público, lo hizo por mí, y eso lo guardo como un tesoro.
Así que, este karaoke, decidí devolverle el gesto a mi querido loquero, un pequeño guiño a su galantería. Solo cambié el "she" por "he" y el "her" por "him", dejando que las palabras fluyeran con la misma ternura que mi esposo incluyó aquella vez en el parque.
Cantar "I give him all my love, that's all I do" fue mi manera de decirle que este amor sigue siendo tan simple y tan inmenso como entonces, como si los Beatles nos hubieran dado la banda sonora perfecta para una faceta nuestra historia. Cada nota es para él, es una forma de recordarle que, bajo esas mismas estrellas brillantes de las que habla la canción, mi corazón sigue siendo suyo.
Hoy como que me puse un poco más romántica de lo habitual, bueno, quienes me conocen a través de los escritos, novelas e historias cortas, por más sangrientas que sean, por más palabras censurables que puedan tener en algunas ocasiones, saben que yo suelo usar mucho la advertencia del "glucómetro de emergencia" en caso de subidones de azúcar al leer acerca del amor en toda su expresión.
Y es que a veces en lo simple también se halla lo complejo... Lo complejo y a la vez hermoso que puede ser el amor.

Creo que hasta aquí llegaré con mi reflexión personal el día de hoy. Gracias por acompañarme en este video de principio a fin. Quiera mi Creador y Sustentador permitirnos a mi esposo y a mí compartir en una nueva oportunidad que nos sea otorgada la vida.
Un fuerte abrazo y que tengas un excelente día, con paz por todo rincón.
Hasta pronto.
꧁•⊹٭𝙴𝚗𝚐𝚕𝚒𝚜𝚑 𝚝𝚛𝚊𝚗𝚜𝚕𝚊𝚝𝚒𝚘𝚗:٭⊹•꧂
When I listen to And I Love Her, it feels like the world slows down a little, as if someone turned down the volume on everything else to let this simple, pure melody speak directly to the heart. The song, written by Paul McCartney, is like a love letter that doesn’t need grand gestures to feel immense.
https://youtu.be/atZwaJ84XP4?feature=shared
From the first chords of the acoustic guitar, with that gentle arpeggio that seems to cradle you, there’s a warmth that envelops you, like being embraced on a cold day. It’s 1964, and the Beatles, in the midst of their meteoric rise, took a moment to create something intimate, something that doesn’t shout but whispers.
Paul’s voice feels like he’s singing to just one person, and when I listen, I can’t help but imagine myself on a quiet night, under a sky full of stars, with someone special by my side. The words are simple: “I give her all my love, that’s all I do.” There are no impossible promises or exaggerated drama, just the certainty of a love that feels enough, complete in its simplicity.
I love how George Harrison’s classical guitar adds that almost Spanish touch, as if love itself had a rhythm that beats slowly, without haste. And then there’s Ringo, with those subtle bongos, keeping time like the heartbeat of someone in love.
The bridge, when Paul sings “Bright are the stars that shine, dark is the sky,” makes me think of those nights when everything seems possible, when you look at someone and feel the entire universe is on your side. It’s as if the Beatles captured that exact moment when you realize you love someone, not for something grandiose, but for how they make you feel in the smallest details.
The song doesn’t need to show off; there are no big solos or complicated effects, just the truth of a feeling that asks for nothing more than to be felt.
For me, And I Love Her is also a reminder that love isn’t always a whirlwind; sometimes it’s just being there, with someone, feeling like everything is in its place. Every time I listen, I picture myself walking hand in hand with someone, not saying much, because words aren’t needed.
The Beatles managed to make such a simple song feel eternal, as if the love it describes could last forever. And when it ends, with that final chord fading softly, I’m always left with a smile, dreaming of my own “and I love her.”
When I prepared my cover of And I Love Her for this karaoke opportunity, I knew from the start it had to be this song. Not only because it’s one of my favorite Beatles tracks, with that acoustic guitar that makes me sigh and a melody that seems to caress the soul, but because it holds special meaning for me.
It was one of the first songs my husband dedicated to me when we started dating, on one of those nights when everything felt new and full of possibilities. I remember his shy smile as he hummed in his terrible English, “I give her all my love,” and though he’s not one to sing in public, he did it for me, and I treasure that.
So, for this karaoke, I decided to return the gesture to my dear “loquero,” a little nod to his gallantry. I simply changed “she” to “he” and “her” to “him,” letting the words flow with the same tenderness my husband poured into it that time in the park.
Singing “I give him all my love, that’s all I do” was my way of telling him that this love remains as simple and immense as it was back then, as if the Beatles had given us the perfect soundtrack for a chapter of our story. Every note is for him, a way to remind him that, under those same shining stars the song speaks of, my heart is still his.
Today, I got a bit more romantic than usual. Well, those who know me through my writings, novels, and short stories—however bloody they may be, however many questionable words they might include at times—know that I often use the “emergency glucometer” warning for those sugar-rush moments when reading about love in all its forms.
And it’s true that sometimes, in simplicity, you find complexity… the complex and yet beautiful nature of love.

I think this is where I’ll end my personal reflection for today. Thank you for joining me in this video from start to finish. May my Creator and Sustainer allow my husband and me to share again in a new opportunity granted by life.
A big hug, and may you have a wonderful day, with peace in every corner.
See you soon.

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