Cuando Juan aceptó ese trabajo de pintor, nunca imaginó que iba a terminar metiéndose hasta la cocina de una familia que parecía tenerlo todo: una casa enorme, comida para regalar, y un señor —Germán— que se ganó a todo el pueblo regalando despensas, medicinas y hasta techos para la escuela.Pero detrás de cada bolsa de arroz y cada favor, había algo que se pudría por dentro.Primero fue la humedad imposible de borrar en las paredes, aunque Juan las pintara una y otra vez.Luego, los pasos por la noche, las puertas que se cerraban solas y ese olor a carne quemada que se pegaba a la ropa de Germán.Un relato de terror real para escuchar de noche, y que no te dejará dormir. ¡Esta comunidad es de ustedes! De nuevo, gracias. Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.

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